IX. De cómo Fr. Jesús logró que dejara de fumar un religioso

En el espejo de perfección nos dice el autor que "el bienaventurado Francisco después de componer las Alabanzas del Señor por las criaturas, escribió también unas letrillas santas, para consuelo de las Damas pobres, ya que estaban afligidas a causa de su enfermedad; animándolas a vivir y trabajar, pues su conversión era la mayor edificación de la Iglesia" (Espejo de Perfección, 90).

Son muchas las personas que luchan por dejar el hábito del tabaco, origen de muchas muertes y tumores cancerosos. Incluso para algunos constituye un verdadero problema, del que es difícil salir por la dependencia de la nicotina en su cuerpo.

Éste era el caso de Fr. Alejandro Rodríguez, que sobrepasaba las dos cajetillas de tabaco diarias. Él estaba convencido que le hacía daño a su salud. Lo intentó de varias formas sin resultado positivo. El Hermano Jesús le quería y le apreciaba mucho, por el trabajo que hacía en la carpintería, como por la alegría y bondad que tenía. Le aconsejaba que dejara de fumar, que eso le vendría muy bien a su salud. Pero la respuesta era que lo intentaba, pero que no podía. El Hermano Jesús secretamente pedía al Señor que le ayudara a superar este problema.

En una ocasión, bromeando Fr. Alejandro, le pedía a Fr. Jesús que cantara para la comunidad, pues sabía la vergüenza que sentía al cantar, por lo mal que cantaba. Y Fr. Alejandro, para obligarle a que cantara, pensando que no iba a cantar, le dijo: Hermano Jesús: si canta usted, dejo de fumar. A lo que Fr. Jesús le preguntó: ¿Lo dices de verdad? Fr. Alejandro por su parte, dio su palabra de honor. Y el Hermano Jesús, que sabía el bien tan grande que le podía hacer, no lo dudó ni un instante, pues la caridad al hermano valía más que la vergüenza de la humillación, aunque se rieran de él.

Pidió el permiso y las disculpas debidas a los hermanos por adelantado, hizo un gesto de oración y se arrancó cantando muy fuerte el himno a San Pedro de Alcántara. Decían los frailes que hasta los ángeles le debieron ayudar, pues no lo hizo tan mal en esta ocasión, según atestiguan los presentes.

Fr. Alejandro, desde aquel momento dice que recibió una fuerza y deseo especial de cumplir lo ofrecido en agradecimiento al Hermano Jesús. Desde 1980 hasta el presente, ha cumplido su palabra de honor. El nos ha dicho, que sabía que el Hermano Jesús se impuso sacrificios para pedir a Dios la fuerza de voluntad para que yo lo dejara9. En alabanza de Cristo.

—Fr. Alejandro Rodríguez nos ha dejado una nota sobre este hecho ocurrido en 1980.