IV. De cómo Fr. Jesús reparó y reconstruyó las ermitas de la huerta de Arenas y de Pastrana


Se cuanta en la vida del Padre San Francisco, que después de su conversión oyó la voz de Cristo que le decía: "Francisco, ve y repara mi Iglesia, que amenaza ruina". El santo, al principio, lo entendió materialmente y se puso a reparar iglesias. Comenzando por San Damián. Con sumo interés la restauró en poco tiempo. Y lo mismo hizo con otras. Hasta que entendió que la reparación de la Iglesia no era material sino espiritual. (I Celano, IX, X, XI.).

Algo parecido hizo nuestro Fr. Jesús con las ermitas de la huerta de Arenas de San Pedro, como con las de Pastrana. Su paseo predilecto era recorrer las ermitas deteniéndose en cada una de ellas, rezando y meditando sobre los diversos acontecimientos espirituales que allí se habían vivido. El paso del tiempo y la falta de economía, iban deteriorándolas y reclamaban su restauración. Fr. Jesús se puso manos a la obra comenzado por retejar, luego el arreglo de los interiores. Hizo también la celdilla de San Pedro de Alcántara en la ermita de San José, y las adornó con alguna decoración apropiada. Él, personalmente, las empleó para vivir allí momentos de meditación y contemplación. Ellas guardan el secreto íntimo espiritual, en ese deseo de imitar al Santo Alcantarino, o en Pastrana en la ermitas de San Juan de la Cruz, donde hizo sacrificios y horas de brazos en cruz pidiendo por todos. ¡Por algo sentía predilección por estos lugares, que son encuentros amistosos con Dios!4. En alabanza de Cristo.

—Tanto los que convivieron con él en Arenas como los que vivimos con el en Pastrana somos testigos de esos trabajos.