Sor Presentación Merino

Religiosa clarisa en Alcalá de Henares.

Poner unas letras para SANTUARIO sobre el Hermano Jesús de la Cruz, es sentir un deber y un gozo. Después de leer su vida: "VIVIR CON PASIÓN", lo primero es bendecir a Dios por haber conocido personalmente a este religioso tan semejante a San Pedro de Alcántara en lo físico y en lo espiritual.

No conocíamos su vida de niño y sufrimientos. Ahora vemos cómo Dios fue todo providencia desde sus orígenes. El libro desde sus primeras páginas nos despertó un deseo ardiente de conocer su vida y entrar en viva convivencia con él. Nos enganchó de tal forma, que la comunidad entera queríamos leerle como lectura espiritual. Su testimonio de vida, su entrega, su fidelidad y su ardiente deseo de conversión hasta llegar a la santidad, es digno de admiración y estímulo que invita a una renovación de vida. Tanto su vida de oración como la singular devoción que siente y vive por la Virgen María, forman esos pilares fundamentales sobre los que construye la catedral de su vida, donde la gracia llena de luz y de santidad su interior y toda su vida.

No sólo su figura traslucía la gracia, sino que todo él era una viva imagen del santo. Sus florecillas marcan ese estilo de vida, de bondad, de sencillez e ingenuidad franciscana, donde se reviven aquellos tiempos primitivos del Seráfico Padre, y en el don de la fraternidad se palpaba la bondad y gracia de Dios, casi de forma tangible. Todo está proclamando el grado elevado de santidad en que vivió y en el que se sintió habitado por Dios.

Algo intuíamos cuando nos visitaba y hacía de su visita conversaciones espirituales, pero ahora nos damos cuenta del alcance profundo de su vivir centrado en Dios y en la Madre, de la que tan bellamente nos hablaba, se emocionaba y nos hacía llorar.

Alabamos la iniciativa de haber escrito su vida, pues nos hace mucho bien y pensamos que a cuantos la lean no les dejará indiferentes. Rogamos a Dios para que su gracia se nos manifieste por medio de su siervo Fr. Jesús de la Cruz, y la Iglesia reconozca su ejemplaridad de vida elevándole a los altares.