Haciendo memoria

Hna. María Dolores Andreu

Ante la invitación de dar mi testimonio sobre fray Jesús de la Cruz, acepto con gusto aunque no sea mucho lo que pueda aportar porque su misma humildad y sencillez hacían que no apareciera en primer plano y lo tratábamos menos.

Cuando en 1976 inauguramos nuestra casa del camino en Arenas, empezamos a tener contacto con el Santuario y los hermanos que formaban la comunidad.

Fray Jesús fue el hermano que enseguida captó mi atención y admiración. Su actitud en la Eucaristía y ante el Santísimo me llamaba la atención. Siempre estaba de rodillas y postrado en adoración. Su estar invitaba a la oración y a la presencia de Dios. Presencia que transparentaba igual cuando lo veía, con su mono azul de trabajo, trabajando en la huerta.

Las pocas veces que hablé con él me dejó el gusto de esa presencia de Dios y su amor a la Virgen que transparentaban sus palabras. Siempre llevaba el hábito, si su trabajo no se lo impedía, su austeridad de vida y su mismo físico me evocaban al mismo San Pedro de Alcántara.

Muy querido por el pueblo de Arenas que era como el ángel de la guarda para las situaciones caseras de emergencia que surgían en el pueblo.

En el curso 1982/83 la obediencia me destinó a Málaga y ya le veía mucho menos porque sólo iba a Arenas si teníamos Capítulo o algún encuentro. No obstante su recuerdo sigue en mí y sentí mucho no poder estar en su entierro.

Hna. María Dolores Andreu