Fr. Ángel Rodríguez Fernández. Franciscano Capuchino

El P. Ángel Rodríguez, gran predicador que visita a menudo el Santuario, y que ha predicado en varias ocasiones el novenario de San Pedro de Alcántara, convivió con Fr. Jesús y conoció rasgos de su vida y de su persona, a los que generosamente quiere contribuir y dar a conocer su testimonio.

Este es su comunicado:

Desde la primera vez que conocí a Fr. Jesús, allá por años 70, me pareció un doble de San Pedro de Alcántara. Era como otro “alter”, físicamente hablando. Su persona irradiaba cercanía, paz, simplicidad y muchísima bondad. Aunque lo que verdaderamente me llamaba la atención, además de su recogimiento y austeridad, era su coherencia. Palabra esta que lo dice todo y todo lo mejor de una persona.

Aunque no pude intimar ni tener conversaciones en profundidad, creo que su persona dejaba trasparentar su admiración por las cosas religiosas, lo mismo que su gran devoción y vida de oración. En lo que pude observar de su persona, vi que toda su vida era una pura pasión por Cristo y su Santísima Madre. Su mismo porte humilde, sencillo, sacrificado, le delataban.

Su forma de vida no admitía ninguna ficción ni hipocresía. Por lo que vi creo que era un buen religioso, delicado, amable, que manifestaba en grande lo superlativo de su bondad. Escuchaba antes de hablar. Aunque le gustaba hablar con la gente, pues era dialogante y sencillo. Su mismo porte equilibraba su vida interior, su gozo y su paz espiritual. Y como buen franciscano, no sólo ayudaba sino que amaba a los pobres, los acariciaba con palabras y gestos de caridad.

Dado el concepto y valor que tenía sobre la altísima pobreza, no es de extrañar que le quemara el vil metal, aunque se sirviera para ayudar a los pobres y necesitados. Nada de extraño tiene el que hiciera trabajos y socorriera a los pobres. Yo mismo le vi hacer los trabajos de los servicios de la casa con gran empeño. Creo que era un buen religioso y pasó haciendo el bien a todos. Yo le recuerdo muchísimo y su figura me causó un impacto y me sigue impactando, como algo que se ha grabado en mi interior.