Dios estaba en él

Fr. Victorino Terradillos Ortega

He conocido y convivido con Fray Jesús en el Santuario de san Pedro de Alcántara, Arenas de San Pedro (Ávila), también en Pastrana y en Madrid. Conocí a Fray Jesús en el año 1959-60, durante mi año de noviciado. No traté con él, pero me fijé en su modo de estar en el coro, y recuerdo ya cómo decían de sus penitencias de no dormir y clavarse un alfiler para estar despierto en el coro.

He visto y escuchado muchas veces sus reflexiones y conocimientos sobre la Madre Agreda en los años de su estancia en Pastrana, cuando los Estudiantes de Teología íbamos una temporada durante el verano; allí ya le vi jugando a las cartas y poniendo pasión, pero con mucho amor a los hermanos porque lo hacía para divertirles.

He conocido a Fray Jesús los años 1968-69 en Madrid; y ya oí hablar más de sus trabajos a los pobres, de su trabajo como cocinero. Eran los años del postconcilio. He conocido y vivido con fray Jesús durante 15 años seguidos, en el Santuario de san Pedro, en Arenas de san Pedro (Ávila), durante los años 1976- 1991. El trato ha sido diario, y lo que declaro lo he visto, lo he oído de boca del mismo fray Jesús, además de escuchar a otras personas que no dejaban de hablar sobre la vida "extraordinaria" de este hombre que se parecía a san Pedro de Alcántara.

Tengo para mí y considero que Fr. Jesús fue modelo sobresaliente de vida cristiana y franciscana. Es mi opinión y la de muchas personas que le conocieron, por no decir todos los seglares, Fr. Jesús es modelo de vida cristiana, modelo sobresaliente, lo mismo que dentro de la vida fraterna franciscana: por su oración, caridad, penitencia, fe, adoración, trabajo, humildad y reconocimiento de la misericordia de Dios sobre su persona.

Le he visto en muchas ocasiones cómo practicó la justicia, la prudencia, la fortaleza, la templanza y la paciencia en las adversidades. En grado elevado, al estilo de los santos, en proporción heroica. Fue fuerte frente a las adversidades, templado en su vida completa, paciente en los trabajos y contrariedades, prudente y respetuoso con todos, viviendo en justicia para con los pobres y necesitados.

Soy testigo de la fidelidad con que vivió y cumplió el Evangelio, los votos de pobreza, de castidad y de obediencia, como también las virtudes franciscanas, tales como la sencillez, la alegría, el desprendimiento, la humildad, la amabilidad, el buen ejemplo...

Fue siempre un pobre, pobrísimo para sí, sin nada en su "celda", con lo más pobre vestía y calzaba; siempre alegre, sin caer en la depresión, amigo de hacer el bien y con sus dotes de gran comunicador y empatía para convivir con todos. Sencillo hasta ser limpio de corazón, creer a los demás sin malicia, disculpar a todos sin límite, creer en lo que le decían. En su amor hacia el Padre san Francisco, amaba y gozaba en la huerta, cultivando, bendiciendo, hablando con todos cuando la ocasión se le presentaba, y siempre hablando de Dios y de la Virgen, dando consejos, escuchando lo que le comentaban de la vida.

De forma especial, los votos de pobreza, obediencia y castidad, siempre trató de vivirlos a la perfección, en grado extremo. Obediente, pobre, en todo. Limpio hasta el final, que lo decían hasta sus mismos ojos, y lo comentaban las gentes. En Pobreza tuvo que sufrir la falta de muchas cosas. En obediencia tuvo que sufrir las incongruencias de algunos. En la castidad tuvo que llorar porque algunas personas hablaban y comentaban "las visitas que hacía" para ayudar a una pobre y sus hijos.

Donde me sentí edificado fue en su vida de oración y trabajo, la relación con sus hermanos en la vida de comunidad y su trato con la gente seglar para la que trabajaba por pura caridad.

Los grandes pilares de su vida fueron la oración y el trabajo, los que realizó a veces de formas extremas, sin perder el tiempo, como lo deseaba y vivía "para ser santo", sin mediocridad.

Ejemplar en la adoración, en los rezos, en los trabajos. Todo hecho a la perfección, como quien está delante de Dios, y Dios pide y acoge; "como el perrillo a los pies del amo", que él solía decir.

En el trato con todos, tanto hermanos de Comunidad como Seglares, fue ejemplar y así lo tiene la gente, y lo cree, y les hizo bien. A todos ayudaba, a todos respetaba y veneraba. Su centro que era Dios, Cristo de la Cruz, le enseñó desde el inicio de su entrada en la Vida Religiosa a amar hasta el extremo, apasionadamente. Así lo vi en multitud de trabajos: la cocina, la huerta, la albañilería, la fontanería, etc.

Solo los que le vieron cómo practicaba el amor a los pobres, enfermos y necesitados de consuelo, saben muy bien el gran amor caritativo que habitaba en él. Y todo con suma afabilidad, caridad, bondad y detalles. Lo mismo buscaba para ellos una cocina, unas vacaciones, una televisión, un arreglo del cuarto de baño, una instalación eléctrica... lo que fuera para hacerles felices. Y siempre con caridad, humildad, pensando en Cristo pobre que está en los hermanos. A nadie excluía de su caridad, de su servicio múltiple y hecho a la perfección.

Y ¿para los enfermos? Suma delicadeza y atenciones. ¿A los drogadictos? Todo lo que estaba en su mano para ayudar a sus familias que estaban en las chabolas. Siempre compadeciéndose de todos. ¿Los marginados? "Pobrecitos, también son hijos de Dios".

De los santos se dice que tuvieron sus defectos, como también Fr. Jesús los tendría. Pues aunque viviésemos 900 años siempre tendríamos defectos que superar. Pero en la vida de Dios, en la vida de la gracia, no cuenta el defecto a superar, sino la misericordia que cubre todo mal y es recibida en gratitud. Es de suponer que a fray Jesús aún le quedaría el superar defectos. No sé cual, creo que humanamente se muere con defectos; más, los defectos se hacen más claros, pero queda más visible la confianza, el abandono, la gracia de la misericordia, la presencia de la obra redentora de Cristo. Aquí se veía mucho la acción de Dios, pues fray Jesús reconocía que "todo era misericordia sobre él", que se veía el más pecador. Toda su existencia era entendida como gracia. Desde el nacer y venir a España, desde la educación primera de la abuela, desde la familia que le reeduca en Arévalo, hasta la novia y la Profesión en la Orden Franciscana; y reconoce como gracia el mismo lugar del Santuario, donde conoce e intima con la vida, oración y modelo, espiritualidad y seguimiento de San Pedro de Alcántara.

Siempre se hablará del genio de fray Jesús. Un genio que le sirvió de puerta para ser humilde, tener oculto un tesoro de gracia y misericordia y así que nadie lo pudiese robar por la soberbia o celos de la envidia. La lucha contra su carácter fue un vencimiento titánico, una gran cruz de la que hizo virtud.

También he jugado con fray Jesús a las cartas y le he visto dar voces, divertirse, gozar como un niño en el juego. Y alguna vez, después del juego más o menos desenfadado, marcharse a la capilla hasta apaciguar largamente su espíritu.

Son muchas las cosas positivas que conozco de él que me inducen a considerarle verdaderamente santo, digno de ser ejemplar de la Iglesia. Le invoco y sé que intercede por mí con gracias y favores. También conozco a muchos que le consideran santo, lo invocan y han recibido favores.

Creo que a todas las personas, más bien seglares, en general al ser interrogadas sobre si han conocido a Fray Jesús y qué piensan de él, han dicho: "Es un santo", se parecía en todo a san Pedro de Alcántara. Además de apreciar sus dotes naturales y sus obras de caridad. Siempre la misma respuesta: "es un santo", "yo le pido"... y algunos hablan de haber obtenido gracias por su intercesión. Así en Arenas de san Pedro, en Arévalo, en Pastrana, en Madrid, en Alcalá de Henares, en Talavera de la Reina...

Creo que puede ser tenido por santo, digno de ser canonizado, pues muchos lo dicen y lo tienen por tal. Para mí es digno de ser tenido en cuenta para bien de la Iglesia, de la Orden, ejemplo de muchas gentes, y gracia que irá creciendo según se le vaya conociendo. Sé que otros le invocan y han recibido gracias, favores.

El ejemplo y las vidas de los santos es muy importante para la iglesia. La canonización de los santos sirve de motivo para la ejemplaridad de vida, para ser estímulo y valorización de los cristianos, donde descubren mejor la presencia y cercanía del Dios presente en la vida..

Las obras de los santos resplandecen para ser atracción de otros. La luz es para ser colocada en lo alto, como la ciudad, para que sirva a muchos, al bien de la Iglesia. Una vida santa es una vida eclesial, y a la Iglesia revierte todo su bien, su evangelización. Pues aquí "se encuentra el Evangelio vivo, viviente" en las personas que se han dejado transformar por la misericordia de la Cruz. Creo que hará mucho bien, y dará alegría, y comunicará luz a muchas vidas, cuando aparezca en claridad la vida de gracia, la vida vivida respondiendo a la gracia, y la vida tan particular como se hizo realidad en Fray Jesús de la Cruz.

Si puedo, trabajaré para que esta vida sea más conocida y sirva de alegría y gozo a toda la Iglesia. Fue un verdadero hijo de la Iglesia, de santa María la Madre, y un auténtico franciscano, más allá de formulaciones ascéticas y místicas. Fue verdadero, criatura nueva crucificada con Jesús de la Cruz, el Señor.

- A 17 de septiembre de 2012-.
(Fiesta de la impresión de la llagas de San Francisco).