Comunicaba Fe

Sor Josefa Vega Requejo. MDP.

Conocí a Fr. Jesús de la Cruz por los años 1973 y siguientes. Recuerdo de él que su figura llamaba la atención por su forma de ser y vivir religiosamente. Era una persona muy conocida en Arenas. Sobresalía por su amabilidad, por su gesto siempre sonriente, por su atención para con todos y porque era acogedor con todos.

Su porte exterior era de una persona muy recogida, con las manos en las mangas del hábito, afectuoso y siempre saludaba correcta y amablemente. En su trato era cortés, educado, discreto y muy sencillo, intentando agradar a todos.

Cuando subía al Santuario le veía trabajar en el huerto enfundado en su mono de faena y siempre estaba atareado, cuando no estaba haciendo otro trabajo; nunca le vi ocioso o parado. Parecía sentirse a gusto en lo que estaba haciendo. Se adivinaba en él una bondad generosa y un deseo de agradar al que le hablaba. Su forma de estar, su compostura exterior era la de una persona que vive la vida en Dios y para Dios.

Cuando nos recibía en el convento, manifestaba una gran cordialidad y deseo de atendernos con prontitud lo mejor que podía, mostrándonos un gran cariño en el que se desvivía para agradarnos. Su forma de hablar era totalmente religiosa y manifestaba el gran deseo de comunicar a Dios a los demás. Se notaba que hablaba de lo que llevaba dentro.

A juzgar por lo que decía y por el entusiasmo que ponía, era fácil descubrir en él a un religioso muy espiritual, lleno de sentimientos y vivencias que manifestaban un grado elevado de santidad. Hablaba de forma muy sencilla y sin fingimiento, pero llena de bondad, como el que está muy unido a Dios y ve en los demás al Dios humanado en los hermanos.

Desde esta perspectiva, su actitud religiosa comunicaba y trasmitía fe. Invitaba y animaba a tomar con empeño y seriedad las cosas de Dios. Por eso, su misma estampa e imagen, reflejaba el fiel icono del cristiano que vive y lleva muy dentro al Cristo, con el que él quería identificarse. Esto es lo que observé y para mí es la pura realidad. La lejanía del tiempo no me permite acordarme de otros muchos detalles, pero hay cosas que las conservo en mi memoria porque tienen mucho valor para mi vida espiritual.

La sencillez franciscana que manifestaba en todas las cosas, era realmente una actitud testimonial, al estilo de los santos, de forma especial tratando de imitar de San Pedro de Alcántara, a quien se parecía tanto en lo físico como en lo espiritual y al que él le tenía una gran devoción. Algunos comentaban que era San Pedro de Alcántara revivido, ya que su misma austeridad, dulzura, vida penitente y de oración, se manifestaban en él, por lo que hacían pensar en un segundo y fiel imitador de San Pedro de Alcántara.

También recuerdo que se comentaban de él gestos de caridad que practicaba con los pobres y necesitados. A los niños les tenía un cariño especial y les daba caramelos. Hay otros muchos gestos de los que ya no me acuerdo, pero todos ellos hablan de actitudes que imitaban a los santos que han sobresalido en obras sociales y muy especialmente en obras de caridad.

Sor Josefa Vega Requejo es Pastora FMDP.
Arenas de San Pedro a 12 de Julio de 2012.