Fr. Alejandro Rodríguez

Entre otras cosas, nos ha dejado el relato contado por él mismo, de cómo dejó de fumar, relatado en una florecilla. Sabiendo que le daba mucha vergüenza y que lo hacía muy mal, Fr. Jesús no sólo hizo este sacrificio por él, sino que además - dice Fr. Alejandro- le consta que rezó y se sacrificó para que superara esta situación, que perjudicaba su salud. Hoy el Hermano Alejandro da gracias a Dios por haber dejado de fumar, pues de no haberlo hecho entonces, hoy su tumor cancerígeno, con ciclos de quimioterapia, tal vez hubiera sido fatal.

Hablando del Hermano Jesús dice: que era un religioso que vivía la presencia de Dios totalmente centrado y en diálogo con el Señor. Era una presencia viva que con sólo verle ya se adivinaba que está unido totalmente a Dios. Había en él una capacidad de fidelidad y concentración que nada extraño le llamaba la atención. Él estaba en lo suyo. Y para él lo suyo era Cristo y la Virgen María. Su mente estaba llena de sus imágenes. Las había grabado en su alma con lecturas, meditaciones y comuniones. La lectura diaria sobre la Madre Ágreda, le creó no sólo un fervor que le hacía emocionarse al hablar, sino que le formaron un estado de vida y de perfección, que le llevaron a una total entrega de la persona entera. Era admirable observar su vida porque se adivinaba un interior en gracia viviendo sólo para Dios.

Sé que me apreciaba, me animaba y oraba para que superara mis problemas y dificultades. Él se interesaba por todos y a todos les decía alguna palabra de aliento. ¡Cuántas gracias le tengo que dar por todo lo que ha hecho sin que yo me entere! Yo le tengo por santo y a él me encomiendo. Que Dios le premie con la santidad de los altares.